Tras el arranque de la temporada de primavera 2024, como siempre, se dejan los platos fuertes para el final. Todavía estoy echando un vistazo a lo que considero que puede ser potable, y en caso de creer que merezca la pena, os contaré mis impresiones de alguna que otra obra. Por ahora, y a falta de la séptima temporada de Boku no Hero Academia, y la nueva entrega de Kimetsu no Yaiba y su arco del entrenamiento de los pilares, hemos podido ver ya el primer capítulo de una de las series más esperadas: Kaiju No. 8.
Recuerdo haber leído el manga el año pasado, cuando se empezaba a hablar de que se crearía su versión animada. Sí, eso es tirar casi sobre seguro, porque se supone que cuando sucede eso, la obra ya goza de popularidad suficiente para saber que no será un fiasco cuando se empiece a emitir. No recuerdo hasta qué tomo llegué, pero sí recuerdo que sin ser una historia que pretenda reventarte la cabeza igual que revientan los Kaijus, me resultó suficientemente interesante, haciendo que pasase las páginas una tras otra. Sobre esto, aclarar que, al menos en lo que he leído, de lo cual no hablaré en profundidad en este análisis, que estará limitado al primer capítulo, tampoco ha habido giros espectaculares que hagan pensar que Kaiju No. 8 se convertirá en una obra maestra. Puede que no haya llegado a esa parte todavía. Tiene, sin embargo, cosas buenas. Veamos cuáles son.
De qué va
Voy a soltar este mensaje a lo bruto. Es mejor hacerlo ya, y después ya comento en detalle. La historia tiene abundantes clichés. No es una de esas que tiene elementos innovadores, rollos introspectivos que te hacen pensar, o un planteamiento que te hace estar pegado a la pantalla porque realmente no tienes idea de qué está ocurriendo. Es una de las que tiene, hablando mal, ostias a montones. Pero en esta historia, no vamos a contar con el mítico protagonista que acaba de perder a su familia, que tiene un poder oculto, que quiere ser el mejor de entre los guerreros, o a lo que se dedique. Quien protagoniza esta historia es Kafka Hibino.
Este se dedica a trabajar en una de las muchas patrullas de limpieza que entran en acción cuando los héroes a los que todo el mundo admira, ya ha terminado con alguno de los Kaijus que aparecen todavía sin saber muy bien por qué, en Tokio, como no podía ser de otra manera. Es un trabajo poco agradecido porque cuando terminan su trabajo, nadie les echa confeti y vitorea sus nombres. Y asqueroso también, como cuando te toca trabajar en los intestinos de la difunta criatura, por motivos obvios. Pero Kafka desempeña su labor con mucha dignidad.
¿Y qué hace que Kafka se salga un poco de la norma? Pues que sea un tío de 33 años, que ve como su deseo de ingresar en el cuerpo de defensa se va esfumando tras haber fracasado en el pasado, y mientras ve como su amiga de la infancia, Mina Ashiro dirige una de las unidades del mencionado cuerpo de defensa y aniquila amenazas sin parar. Ella es la que se lleva los vítores y el confeti.
Evidentemente, algo tenía que suceder con nuestro protagonista, y tras conocer a un nuevo compañero, Reno Ichikawa, con quien parece congeniar, y quien anima a Kafka a que no piense que está todo perdido con respecto a ingresar en el cuerpo de defensa (ahora que la edad límite se ha ampliado), se ven en peligro tras una jornada de limpieza. Aparece un Kaiju residual, que parece ser que surgen de los restos de los Kaijus más grandes, una vez derrotados (aunque no nos lo han explicado todavía), y naturalmente ataca a Kafka y a Ichikawa. Terminan heridos, pero no pierden la vida gracias, naturalmente, a la aparición de Mina con un pequeño destacamento. Los dos se van al hospital, y mientras se están recuperando, esa misma noche, un pequeño Kaiju volador se presenta delante de Kafka. «Te encontré», le dice, y se le mete por la boca, haciendo que convulsione y se retuerza en la cama, haciendo que se convierta en ese Kaiju que todos hemos visto en la portada del manga. Se mira en el reflejo de la ventana, y su compañero y él se ponen a gritar a la vez, dándonos a entender que siempre habrá momentos de humor en esta historia, y fin del capítulo.
Estamos, por lo tanto, ante una historia donde habrá Kaijus gigantes, que eso siempre vende, y un protagonista, que lejos de ser el típico quinceañero que quiere convertirse en el mejor, simplemente quiere entrar en el cuerpo de defensa y cambiar las sierras para despiezar los cadáveres de los Kaiju por armas para acabar con ellos. Es una serie que, si lo pienso fríamente, es una especie de mezcla entre Ghost in the Shell y Shingeki no Kyokin, por el tipo de batallas que se pueden ver y quizás la ambientación o los uniformes que llevan los miembros de la unidad de defensa, pero con un toque de humor, lo cual no pinta nada mal.
Y decía lo de los clichés porque, bueno, el hecho de que haya un cuerpo de defensa del que el protagonista quiera formar parte nos hace ver que habrá unas pruebas, o exámenes, y nuestro protagonista además tiene un poder oculto que adquirió por accidente y que no sabe todavía controlar. Naturalmente, debe mantenerlo en secreto, y bueno, contará con su fiel compañero Ichikawa, y alguna compañera femenina carismática aparecerá. Con esto, parece que no vamos a revolucionar la industria del anime, pero mientras podamos disfrutar de una historia que se va destapando poco a poco, y donde haya algún que otro secreto, es suficiente para mí, al menos. Apostaría a que será una de las series que se van a llevar el gato al agua en 2024.
Aspectos técnicos
El estudio encargado de dar vida a esta historia es Production I.G. No hace falta mucha presentación, diría. Títulos como Evangelion, Haykyuu, Phsycho-Pass, la reciente y sorprendente Tengoku Daimakyou, o el clásico Ghost In the Shell (la serie), son suficiente prueba de que lo que haga este estudio, casi hay que verlo sin pensárselo demasiado. El diseño de los personajes es un poco distinto a lo habitual, tirando a un estilo un poco minimalista, lo cual me gusta bastante, y creo que encaja bien en una obra donde va a haber acción a raudales, momentos en los cuales, prima la fluidez en favor del detalle.
El primer capítulo, como no puede ser de otra manera, tiene un nivel de animación muy bueno, que algo me dice, se mantendrá toda la serie, y eso es de agradecer, y de esperar, sabiendo el estudio que está detrás de todo. Personalmente, me resulta bastante molesto los típicos primeros capítulos que son una maravilla, para luego ir a unos niveles de producción bastante pobres. Hay además algunos elementos en CGI, que están logrados y son poco intrusivos (los andamios que se montan alrededor del cadáver del Kaiju, algún helicóptero o el camión de la «basura» en el que se desplaza Kafka y sus compañeros). Todos estos elementos salen a relucir en la necesaria escena de introductoria en la que un equipo del cuerpo de defensa acaba con el Kaiju que hemos visto en los tráileres de la serie, y que vale además como carta de presentación que nos dará a entender lo que nos vamos a encontrar en esta historia.
Conclusión
Es pronto todavía para sacar conclusiones, si obvio el detalle de que conozco algo más de la historia por haber leído el manga. Como he dicho, apostaría a que la calidad de la animación va a continuar. Por ahora, se ha dado lo esperado: una presentación de nuestro protagonista, una muestra de lo que será la acción, sangre a raudales tras la derrota del Kaiju de la primera escena, y algún personaje que acompañará a Kafka en sus incipientes problemas. Veremos cómo compagina si recién adquirida habilidad de convertirse en Kaiju y su sueño de pertenecer al cuerpo de defensa, que se dedican precisamente a cazar Kaijus.
Continuará.
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