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El estudio Pierrot, tan machacado por el público por ofrecer supuestamente productos de calidad mediocre, y por arruinar Tokyo Ghoul, es el encargado de ofrecernos esta temporada de primavera Karasu wa Aruji wo Erabanai. Estoy de acuerdo que lo de Tokyo Ghoul fue un poco desastre, y eso que no leí el manga para poder comparar. A partir de la segunda temporada, todo fue cuesta abajo y sin frenos, y la verdad, me costó acabarla. Pero vamos a recordar también que Naruto y Bleach han salido de las manos de los animadores de este estudio, y considerando que el relleno en ambas obras tampoco es culpa del estudio en sí, no vamos a matar al mensajero. Además, son dos de los tres grandes, y juntos cuentan con una legión de fans difícil de igualar.

Hoy voy a romper una lanza en favor de Pierrot porque, después de haber visto el tercer capítulo de la serie que paso a comentar, no puedo estar más dentro de la historia. Y eso que tomé la decisión de empezar a verla porque la imagen promocional me pareció de alguna manera, sugerente. No es la manera de elegir, lo sé, pero todos lo hacemos alguna vez. Además, ahora que, por suerte, se ha extendido la moda de sacar temporadas en bloques de doce capítulos y haciendo que prime la calidad sobre la cantidad, podemos estar tranquilos en cuanto al resultado de la producción. Vamos al lío.

El reino de los cuervos

Salvo algún pequeño fragmento de la preview, no había visto nada de esta historia. No es como el caso de Kaiju no. 8, que ya viene de un popular manga y que ya sabía de qué iba. Total, que iba a ciegas, y un buen día, ¡zas!, dos capítulos de estreno. Allá que me los vi. Lo primero a destacar es el opening, que pudimos disfrutar al final del primer capítulo y naturalmente al principio de los siguientes. No sé si me pasa solo a mí, pero no me lo quito de la cabeza:

Como se puede ver, sobre todo al final, hay cuervos en esta historia. Se nos dice al principio del primer capítulo, que estos cuervos de grandes dimensiones y de tres patas, también llamados Yatagarasu, descendieron a la tierra y se convirtieron en humanos, quienes luego construirían sus ciudades y trabajarían sus campos. En particular, la historia se desarrolla en Yamauchi, una especie de reino en donde vive el Kin’u o cuervo dorado, que es la máxima autoridad y gobierna trayendo paz y prosperidad.

Lo que hace que este ya de por sí interesante planteamiento se ponga en movimiento es la elección de la nueva consorte del príncipe heredero, que como todas las situaciones que suponen un cambio, son la oportunidad de que quien codicia el trono, o desea simplemente destronar a quien gobierna, se ponga manos a la obra. El reino está dividido en las regiones de norte, sur, este y oeste, y de cada una de ellas, una candidata a consorte es enviada a la corte, y de alguna manera que está por ver, deberán probar que son las más apropiadas para poder ser las compañeras del príncipe heredero Wakamiya.

En el momento de publicación de esta entrada, solo habré visto los tres primeros capítulos, que sirven para ponernos en situación de lo que va a ocurrir. En ellos, hemos conocido a Yukiya, el segundo hijo de una familia noble de la aldea Tahuri del norte, que a pesar de ser superado en apariencia, en cualquier disciplina, por su hermano mayor, es elegido para ser el ayudante del príncipe heredero.

También se nos presenta a las cuatro aspirantes a consorte, cada una en un pabellón distinto, muy al estilo de lo que vimos en Kusuriya no Hitorigoto. Estas son lady Hamayu, de la Casa Sur, Masuho-no-Susuki, de la Casa Oeste, Shiratama de la Casa Norte, y Asebi, de la casa del Este. Como es evidente, la competencia entre las consortes generará tensiones, incluyendo a sus familias, que tendrán intereses políticos para influir en la corte a través de sus candidatas.

Se nos muestra como cada una de estas aspirantes tiene distintos tipos de personalidad, siendo Shiratama la más enigmática y Asebi la más inocente, a quien, por suerte, su ayudante trata de sacarle las castañas del fuego. Masuho-no-Susuki parece la más estratega y a Hamayu… bueno, le gusta beber, y se ve que no se anda con tonterías.

No me quiero olvidar del lado mitológico y fantástico de la historia, el mencionado asunto de los cuervos de tres patas, los Yatagarasu. Son los habitantes de Yamauchi. Parece ser que en la pata del medio es donde reside su habilidad de convertirse en humanos, y en ocasiones, por motivos diversos, esta pata es anclada con unas cuerdas que impiden que el cuervo se convierta en humano, llevando una vida de servidumbre y transportando carruajes por el aire o llevando a cabo tareas en el campo para las clases superiores. Nuestro protagonista, Yukiya, es uno de estos Yatagarasu, como el resto de los integrantes de las familias en todo Yamauchi.

A este lo podemos ver en la escena introductoria del primer capítulo, de noche en el bosque, aparentemente escapando con uno de sus hermanos pequeños, cuando se encuentra con un majestuoso cuervo dorado, que los pone a dormir y les dice que los llevará a casa habiendo olvidad todo lo sucedido. No es sorpresa para nadie que ese cuervo dorado sea el actual príncipe heredero, sobre todo por la voz, y al menos a mí, me lleva a preguntarme por qué lo ayudó aquella noche, o qué ha visto en él para elegirlo como ayudante. Yukiya, además, es alguien a quien hemos visto meterse en líos con miembros de otras familias, y perdiendo en un combate con espadas de entrenamiento, dándonos a entender que es alguien débil, para luego demostrar en privado con uno de los compañeros que se reía de él, que es alguien muy hábil.

Con todo, tras los tres primeros capítulos, tenemos bastantes elementos que hacen que la historia pinte de lo más interesante. La elección de la nueva consorte, las argucias entre ellas y sus familias, y el hecho de que Yukiya haya comenzado a servir al heredero en lugar de su hermano mayor, darán mucho de qué hablar. La relación entre ambos es, además, un tanto peculiar. Wakamiya vive de forma muy austera, y parece ser alguien cortante y distante, pero vemos como al final del capítulo 3, al volver a sus aposentos, comenta a Yukiya que es hora de moverse porque en el pabellón púrpura se ha convocado la Conferencia Imperial, y sospecha que está preparado todo por los que quieren quitárselo de en medio como heredero.

Como podemos ver, todo está dispuesto para que haya lío. Si encima hay peleas interesantes, lo tendría todo.

Aspectos técnicos y opinión

Seré breve en este apartado. El dibujo lo catalogaría como tirando a retro. No es desde luego a lo que estamos acostumbrados ahora, pero le sienta muy bien a la ambientación de la serie. La animación, sin ser la locura máxima, está en un buen nivel, y los decorados y fondos muy currados.

El desarrollo de la historia está yendo a un ritmo bueno y mantiene el interés durante al menos estos tres capítulos, así que por ahora ha superado con nota donde otras series que había elegido esta temporada se han caído. Poco se habla de esta serie, diría yo.

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