Empecemos por lo primero y más evidente. Lo que a muchos, incluido a mí, les ha parecido que no está a la altura de lo esperado. El opening. El tema, estupendo, pero las imágenes, todas hechas en CGI, y tan abstracto, me pilla un poco a contrapié. No es que sea algo que arruine la serie, pero bueno, nos lo vamos a tener que comer todas las semanas, y cuando en otras ocasiones lo veo con gusto, este, me lo salto sin dudarlo.
Habiendo soltado lo negativo, repaso del capítulo y opinión de este segundo episodio titulado «El Kaiju que mata Kaijus». Seguimos con la mezcla de acción y humor, acertada desde mi punto de vista. Partimos donde lo dejamos la semana anterior, con Kafka sin saber qué hacer, habiéndose convertido en un Kaiju de «tamaño persona», y habiendo sido descubierto por un anciano que se pasaba por el pasillo, y en medio de su asombro, avisando a las fuerzas del orden.
Ayudado por Ichikawa, que ha decidido apostar por él, Kafka intenta esconderse y llegan a un punto a partir del cual se termina la zona de exclusión, sabiendo que al otro lado de la valla, deberían estar a salvo. Pero entonces Kafka, siente la presencia de un Kaiju, gracias a sus recién adquiridas habilidades, y en lugar de escaparse y esconderse, decide volver y ver qué pasa.
Como suele pasar en estas historias, una chiquilla llora junto a su madre atrapada debajo de unos escombros provocados por la destrucción causada por el Kaiju con el que Kafka se encontrará más adelante. Cuando el Kaiju aparece y está a punto de zamparse a la chiquilla, y para sorpresa de nadie, aparece Kafka en modo Kaiju y lo lanza unas cuantas manzanas más lejos, destrozando más todavía los edificios a medio caer que hay por el camino.
No tardaría en volver, así que Kafka con la ayuda de Ichikawa, ayudan a la madre de la niña a liberarse y a ponerlas a salvo. Por eso, en cuanto el Kaiju aparece de nuevo en escena, Kafka decide probar de lo que es capaz su nuevo cuerpo, y cuando el Kaiju le ataca, este responde con todas sus fuerzas, reventándolo en mil pedazos y provocando una lluvia de sangre en el lugar.
Entre tanto, un pelotón de las fuerzas de seguridad, encabezadas por Mina, se disponían a atender la llamada de emergencia del hospital por la aparición de Kafka, pero se dividieron para poder hacer frente también al Kaiju que Kafka acababa de destrozar. Para cuando Mina llegó, solo había restos desperdigados del Kaiju y el testimonio de la niña, quien relató que un Kaiju le salvó de otro, dejándola sorprendida ante sus palabras.
Al día siguiente, llegan los resultados de admisión de Ichikawa y Kafka para los exámenes (los muy necesarios y típicos exámenes en este tipo de historias) de las fuerzas de seguridad y oh, sorpresa, están los dos admitidos. Ichikawa corre a darle a Kafka la noticia, y se lo encuentra convertido en Kaiju, ya que no es capaz todavía de volver a su apariencia normal a voluntad.
Más tarde, vemos como los dos llegan a las instalaciones donde se pondrán a prueba, y allí conocemos a Kikoru Shinomiya, una joven aparentemente caprichosa, que le recrimina a Kafka haber aparcado en la plaza 55, cuando hay sitios libres por todas partes. Para probar que es una niña malcriada, les muestra que debajo de su vestido lleva puesto un mono de color oscuro que le proporciona una fuerza sobrehumana y lanza la camioneta de la compañía de limpieza unas cuantas plazas más allá. Será un personaje interesante. Ya hemos visto como a Ichikawa le suena su apellido. Pronto sabremos por qué.
Y con estas, queda todo planteado para que la trama se empiece a desarrollar. En la central aparecerán más personajes secundarios, y los protagonistas se tendrán que enfrentar por ahora a pruebas de acceso, y todo mientras Kafka oculta su habilidad, en el peor sitio posible donde debería mostrarla.
Opinión
Veamos, voy a no tener en cuenta el desastroso opening, con lo que me gusta uno bueno. Kaiju 8 sigue siendo un shonen relativamente original por la naturaleza del protagonista, y sigue jugando con planteamientos que hemos visto decenas de veces en otras series, pero por ahora, todo tiene un sentido, y además, sigo pensando que el humor está presente en su justa medida, y pensado sobre todo para demostrar que Kafka, a pesar de poder ser un Kaiju, mantiene el control y sigue siendo él.
Otro punto clave es que, desde el inicio (y esto será algo constante en la serie), se jugará con el hecho de que Kafka y Mina eran amigos de pequeños, y bromeaban acerca de que en el futuro se ayudarían el uno al otro y ambos serían miembros del admirado cuerpo de defensa. Está claro que eso sucederá, aunque no como ellos dos pensaban.
Hasta ahora hay alguna que otra pregunta que está en el aire, y eso es bueno. La primera, que surgió en el primer capítulo es, si la elección de ese Kaiju en miniatura para meterse dentro de nuestro protagonista fue cosa del azar, o lo buscaba a él, concretamente por algún motivo. La otra, para la cual, los que habéis leído el manga ya sabréis, es de dónde salen esos trajes tan molones que dotan a su usuario de fuerza extrema, y que parecen tener que ser activados de alguna manera. Ahora sabemos cómo son capaces los miembros de Defensa de moverse como lo hacen por la ciudad. Un poco a lo Shingeki No Kyojin, pero sin equipo de maniobras, y con armas de fuego.
Hace ya tiempo que leí el manga, pero ni me acuerdo hasta qué tomo. Tengo el recuerdo de que pasaban cosas interesantes, pero como que todo estaba todavía faltaban cosas más gordas por venir, pero sobre todo recuerdo haber visto paneles que me imaginaba cómo quedarían en movimiento, y a color. Evidentemente, Kaiju no. 8 va a seguir en mi lista para alimentar esa parte de mí que quiere seguir viendo guantazos, disparos y litros de sangre, que siempre es bueno mantener.
¿Algo que añadir? Debajo puedes dejar un comentario. Y si ya te suscribes, mejor que mejor. Nos vemos en el capítulo 3. Chao!
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