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Después del intenso capítulo 4 de Kaiju no 8, llega una muy necesaria calma, que con total seguridad, precederá a una tormenta. Es hora de recuperarse de lo sucedido en la accidentada prueba en el área de entrenamiento con Kaijus de verdad. Es hora de reconocimientos, de charlas interesantes, y como no podía ser de otra manera, baños termales. Todo se sigue colocando para lo que se viene. Como siempre, nada de spoilers de lo que vendrá. Vamos a los puntos clave del capítulo.

La graduación

Es momento de saber si lo demostrado en las pruebas de acceso ha sido suficiente para ser parte del cuerpo de defensa. Kafka e Ichikawa, siguen con sus labores diarias limpiando las calles de Kaijus cuando reciben los sobres que contienen los resultados. Como colegas que son, deciden abrirlos a la vez.

Nos quedamos con la intriga hasta un poco más adelante, porque pasamos a la ceremonia en sí, donde no vemos rastro de Kafka, y donde los compañeros demuestran buena sintonía y el clásico pique entre colegas. Todos los presentes han sido seleccionados y comenzarían a llevar a cabo misiones y a defender al país de los ataques de los Kaijus.

Shinomiya es la primera que recibe su condecoración, además siendo la alumna más aventajada. Supongo que ser la hija del jefe da cierta ventaja en cuanto al acceso a equipamiento, además de la ya mencionada presión a la que ha estado siempre sometida, queriendo ser la mejor en todos los aspectos. Es en ese momento, cuando Mina le reconoce su labor en la prueba aniquilando a los Kaijus tan eficientemente, que su necesaria mentira le atormenta la cabeza.

Recuerda lo sucedido cuando Kafka apareció ante ella y con apariencia de Kaiju la libró de una muerte segura. Por una parte, se encuentra asombrada y todavía sin terminar de creerse lo ocurrido, y por otra, dolida, por no haber podido dar la talla. Lo que no está considerando es el hecho de que aquel Kaiju tamaño persona que la atacó, no era como los demás, y ninguno de sus compañeros tendría oportunidad. Ni siquiera Kafka.

Y hablando del rey de Roma, por la puerta asoma, literalmente. Kafka aparece ajustándose las botas, apurado y perdiendo el equilibrio mientras se disculpa por llegar tarde. Típica actitud suya a pesar de la solemnidad del acto. Vemos entonces la conversación que tuvo lugar en el centro de mando de Defensa, cuando los responsables, entre los que estaban Hoshina y Mina, toman decisiones acerca de los cadetes que pasan la prueba y los que no.

Queda más que patente, respecto a Kafka, su poca compatibilidad con el traje Kaiju. Parece una opinión generalizada que no es alguien apto para el puesto. Cuando Mina está a punto de dar su conformidad para que sea descartado, con una evidente mirada de decepción, Hoshina interviene. Lo que argumenta este es que a pesar de su falta de conexión con el traje Kaiju, ha sido de gran ayuda por dar asistencia explicando los puntos débiles de los monstruos, y podría ser alguien valioso. Decide quedárselo bajo su supervisión. Pero no como soldado, sino como cadete. Algo es algo. Lo importante era no quedarse atrás, así que, misión cumplida.

La cosa no queda ahí, y en mitad del acto, en el que sus compañeros se alegran de verle, Kafka se viene arriba y grita a Mina que estará con ella. Naturalmente, rompe la harmonía del evento, Hoshina se parte de risa y Mina le castiga con cien flexiones por faltarle al respeto, que hace encantado ante la mirada de sus compañeros. Mina abandona la estancia, no sin antes dejarnos una casi imperceptible sonrisa, que demuestra, de alguna manera, que está contenta por él.

Entrenamiento y baños termales

Tras la ceremonia, Hoshina se queda pensando y mientras mira como Kafka, aparentemente débil, tiene algo que no le encaja. De alguna manera quiere descubrir qué es, y así, descubrimos sus verdaderas motivaciones para querer tenerlo bajo su supervisión.

Al terminar la ceremonia, Kikoru dice a Kafka que quiere hablar con él. No cabe duda de que es por lo sucedido en las pruebas. En una cafetería, los dos, junto a Ichikawa, le confiesan toda la verdad, y ella, por suerte, parece querer colaborar. Le agradece lo que hizo por ella, y promete no decir nada de su identidad. Pero también le asegura que acabará con él si supone una amenaza.

Los entrenamientos siguen, y vemos como los ahora ya soldados del cuerpo de defensa, bajo la supervisión de Hoshina en las alturas, practican el tiro a unas dianas. Vemos además como han conseguido progresar en cuanto a la fuerza extraída de sus trajes, y ahora Kikoru llega hasta el 55%.

Para recuperar fuerzas, nada mejor que un baño bien caliente. Los chicos charlan y aparte de hacer lo que los chicos hacemos a veces, que es presumir de músculos, terminan por confesar lo que los ha llevado a querer ser parte del cuerpo de Defensa. No es raro que todos ellos estén ahí gracias a Mina, que supuso una inspiración por su fuerza y su entrega.

Lo que ha sorprendido a todos es que Kafka fuese amigo de la infancia de Mina, lo cual, hace que todos quieran saber más, y terminen por pasarse más tiempo del recomendado sometidos a las temperaturas de los baños termales, y tengan que ser reanimados por las chicas, que se los encuentran tirados en el suelo y completamente cocidos.

Se termina la tranquilidad

Unas cuantas escenas más de los soldados trabajando juntos, muy necesarias para darnos a entender que ya son una piña, y pasamos a ver como Kafka se queda despierto y estudiando, tratando de ponerse a la par de sus compañeros.

Lo sorprende Hoshina, quien quiere saber más sobre sus motivaciones. Kafka quiere estar al lado de Mina y eso implica, según él, que quiere quitarle el puesto, ante lo cual Kafka intenta recular. Pero luego se da cuenta de que realmente no debe acobardarse, y le dice a Hoshina que efectivamente, si tiene ocasión, le quitará el puesto. Este agradece su honestidad y le deja las llaves de la sala para que se quede estudiando un poco más y cierre al salir, cuando las alarmas empiezan a sonar.

Hoshina, finalmente, le recuerda que no se debe encariñar con nadie por la naturaleza de su trabajo. Vemos en paralelo como todos se levantan y se preparan para la acción, y nos quedamos con las luces de las sirenas y muchas ganas de ver lo que nos espera en el capítulo 6.

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