Tiempo de lectura: 5 minutos
Escucha este artículo
0
(0)

Esto es un no parar. Kaiju no 8 no, sin ser una obra que llegue a ser de culto, está siendo extremadamente correcta, entretenida, y sobre todo, sabe terminar en el punto adecuado. Y además, no da más que para unos escasos momentos de risas, festejos, y como veremos en este capítulo, cervezas.

Por no romper la costumbre, no me lío. Los puntos más relevantes del capítulo titulado: Bienvenido a las fuerzas de defensa.

Hoshina es una bestia

Todo empieza a cañón, donde nos quedamos la semana pasada. Hoshina liberando su 92% de poder, y con sus espadas listas para asestar cortes mortales al que supone, es un enemigo.

Ya antes de empezar el breve, pero intenso combate, Kafka sudaba la gota gorda para dar con la manera de no ser asesinado y no hacer daño al sub capitán, que sabemos, irá con todo.

Incluso, mientras Kafka intenta sin suerte escapar, Hoshina le asesta un golpe que deja su núcleo visible, lo cual le da mucha información al sub capitán. Esto nos sirve para poder verificar que Kafka posee habilidades degenerativas, y puede curarse de tremendo tajo, y descubrimos también que con este tipo de técnicas curativas, emplea mucha energía, lo cual tiene sentido.

Durante el combate, eso sí, Hoshina, que no tiene un pelo de tonto, se percata de que el comportamiento de su adversario no es demasiado normal, tratándose de un Kaiju. Parece más bien estar peleando contra una persona. Sobre todo cuando después de que Hoshina intentase asestar un golpe mortal en el núcleo y Kafka lo detuviese, este contraatacase con gran fuerza, pero dirigiendo el ataque a una de sus espadas en lugar de machacar al sub capitán, aprovechando para desaparecer.

Reencuentros, preguntas y cerveza

Tras la batalla, toca reagruparse, comprobar que no haya habido bajas, y naturalmente, charlas en las camas del hospital. Kikoru muestra tímidamente sus sentimientos hacia Kafka cuando este aparece entre los escombros de las calles hechas polvo y Mina se preocupa por Hoshina, quien está más pensativo de lo habitual, dándole vueltas al comportamiento del Kaiju no 8.

En el hospital, Ichikawa, Iharu, Kikoru y Kafka comentan la jugada, y es Iharu quien comenta que el Kaiju no 8 era tremendamente fuerte. Después de todo, es consciente de que, de no ser por él, tanto él mismo como Ichikawa habrían muerto.

Otro tema importante a mencionar es que Hoshina recibe información importante de un subordinado. Según los testimonios, quien atacó a Iharu y a Ichikawa tenía anteriormente aspecto humano, y eso no son buenas noticias. Conociéndole, seguro que le dará vueltas a la cabeza.

Por otro lado, el malherido Kaiju no 9 se encuentra con un conveniente paisano que le sirve para cambiar su tapadera, y devorarlo, adquiriendo así una nueva apariencia. Sabe que ahora el departamento de defensa tiene su cara, y eso es malo.

Llega además el momento de la cerveza, las celebraciones y las batallitas de la batalla. Vemos que Hoshina, aparte de saber pelear, se sabe divertir. Y nos cuentan que Haruichi, además de ser un buen combatiente, es el rico heredero de Izumo Tech, la empresa que fabrica los trajes hechos con fibra de Kaiju que emplea Defensa. No solo hay cerveza, sino un banquete digno de las grandes celebraciones.

Haruichi, además, lejos de ser alguien con un carácter aparentemente de superioridad, como el que Kikoru presentaba en un principio, es alguien bastante modesto, y que por una conversación con el jefe del restaurante, sabemos que quizás no esté cumpliendo los sueños de su familia. Ha decidido servir y meterse a pegar tiros en el campo de batalla en lugar de quedarse en su cómoda silla de dirección.

En cualquier caso, todo es paz y amor, y para hacer honor al título del capítulo, Hoshina anuncia que Kafka es desde ese momento, y gracias a su actitud y cooperación, un miembro al uso de Defensa, equiparándolo al resto de sus compañeros. Hace el juramento en el despacho de Mina, donde, naturalmente, se excede con las confianzas, ganándose cincuenta flexiones antes de salir del despacho.

Ya de noche, Kafka se queda a estudiar como siempre, y algo le distrae porque la sala de entrenamientos está ocupada. Es Hoshina, recreando la batalla que tuvo contra el Kaiju no 8. Kafka se queda impresionado por su velocidad, y Hoshina aprovecha para recordarle que, a pesar de que solo es capaz de sacar un 1% del poder de su traje, tiene un 1% de confianza en él.

Llega el Kaiju número 10

Como he dicho, esta serie tiene la capacidad de siempre quedar en un punto en el que se hace complicado no quedarnos con ganas hasta la semana siguiente. El capítulo cierra con una escena en la que vemos a unos cuantos Kaijus voladores, y encima de uno de ellos hay una figura de un Kaiju humanoide que tiene pinta de dar guerra. Mucha guerra.

Como siempre, la paz precede a la batalla. Y la que se avecina va a ser mucho peor que las anteriores. La semana que viene, más.

Valora este artículo

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

No hay valoraciones todavía. Sé el primero en puntuar.