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No es ningún secreto, ni es algo nuevo el hecho de que, a pesar de que tengamos un idioma (y encima bastante rico), a veces, como que nos tira más lo ajeno. Esto implica que en muchas ocasiones, sin necesidad, metamos en nuestras conversaciones, queriendo o sin querer, palabras en el idioma de Shakespeare.

Es además llamativo en un país como el nuestro en el que por lo visto el nivel de inglés no está en niveles estratosféricos. La norma viene a ser poner en el CV «nivel medio», por poner algo. Puestos a ser laxos a la hora de medir nuestras capacidades, puedo poner también que tengo un nivel medio en, yo qué sé, manejo de transbordadores espaciales. He visto pelis, las naves tienen botones, hay un manual para orientarme en caso de necesidad, así que mal será.

Pese a esta situación en la que nos encontramos, que es, nos guste o no, parte de nuestra cultura, y de la manera que entendemos la exposición a otros idiomas (en este caso, el inglés), lo cierto es que, los entornos laborales asociados a activos intangibles como las tecnologías o la consultoría, son una de las cunas de lo que ya se empieza a convertir en un pedantismo un tanto enfermizo. Digo lo de esta situación y lo de la cultura de nuestro país, porque (sintiéndolo mucho por los dobladores), en Portugal y otros países escandinavos, el cine se ve con subtítulos, y por eso, en general, se defienden mucho mejor que nosotros en inglés.

A lo que iba. Cuento mi experiencia en este asunto de las innecesarias palabras en inglés en el sector de las TIC, pero si salimos por ahí, enseguida podremos ver que esta plaga de pijoterismo es, nos guste o no, parte de nuestra sociedad. Ahora podemos tomarnos un brunch, cosa que antes era el vermú, o aperitivo, o comida de media mañana. Pero el brunch es suena mejor, y es más caro.

Scheduleando daily meetings

Acabas de flipar con el título, seguro. No sabías que la palabra schedulear existía. Yo tampoco. De hecho, no existe. No al menos en un contexto general. Es hasta complicada de pronunciar. Pero ¿quién quiere decir algo tan simple como concretar, o programar? Eso es vulgar. Como un bocata de mortadela con aceitunas de oferta. Escuché semejante ataque a la gramática (tanto española como inglesa) en un proyecto en cierto gigante del sector textil.

Como seguro habré comentado, en ese cliente, todo eran reuniones. Perdón, meetings. La diaria de la mañana (perdón, la daily) para comentar asuntos con el equipo (perdón, el team), y luego, mi Tetris de cuadraditos en el calendario de Outlook con sesiones solapadas unas con otras. Un poco lo que comento por aquí. Por lo tanto, escuchaba a mucha gente hablar, y eso ofrecía muchas oportunidades de disfrutar de joyas gramaticales. Descubrí que el trabajo del día a día hay quien le llama BAU (Business As Usual), que los estudios de viabilidad son assessments, y que para referirnos a elementos que están descatalogados, se emplea la palabra deprecar, y otras maravillas similares. No nos olvidemos de expresar que algo no es complicado diciendo que no es rocket science, o tratar de dar validez a un argumento cogiendo solamente la información necesaria haciendo cherry picking.

Pero la joya de la corona es la palabra que da comienzo a este apartado. Schedulear. Manda huevos. Y eso que con los colegas hacíamos inventarios de todas estas maravillas, pero esta me impactó especialmente. Y me he dado cuenta de que quienes más se esfuerzan en meter con calzador palabras «cool«, son quienes peor se defienden cuando toca emplear el 100% de las palabras en inglés. Además, se esparce como una especie de hábito. Como parte de una cultura que, aunque suene raro o exagerado, parece un signo de distinción y de nivel.

Lo divertido era, y es, usar la lengua de Cervantes en una jungla de tecnicismos donde se nos va la pinza en general, tratando de adornar todo para que parezca más importante. Es entonces cuando da la impresión de que en medio de un montón de gente bien peinada y con camisa de Pedro del Hierro aparece Paco Martínez Soria. Lo mismo ocurre en las entrevistas de trabajo, donde el entrevistador, por supuesto, bien peinado, sugiere hacer un overview del expertise del candidato para hacer un check de que las skills son las necesarias para el puesto.

Estamos rodeados

Naturalmente, no se limita este pedantismo al terreno laboral. Todo lo que tiene que ver con redes sociales, internet, o incluso eventos sociales de cierto nivel, están también sujetos a los mismos sinsentidos lingüísticos. Cuando veáis a alguien por la calle haciendo running de un lado para el otro mientras otro mira su reloj y anota en una libreta, eso es un personal trainer. Los que se dedican a enseñar a otros técnicas de comunicación, son coach. Las personas que se dedican a planificar bodas o eventos, son wedding o event planners. Que estás embarazada y haces un brunch con las amigas para hacer unos regalitos y pasar el rato? Premio, eso es un baby shower.

Más tarde, si eres tan de la alta sociedad que compras miles de globos y preparas un tinglado para mostrar un globo azul si es niño o rosa si es niña, eso tiene nombre también. Es un gender reveal. En serio, esto se está convirtiendo en algo exagerado. Escucho a todos los adolescentes referirse a sus colegas como bro. Ya no se toman cafés con magdalenas, sino muffins con cafe latte.

En fin, la lista no acaba nunca. Podría estar todo el día. Lo que me da un poco de pena es la razón que hay detrás de esta deformación de nuestra manera de decir las cosas que se viene produciendo desde hace años. Cuando trabajaba la mayor parte de mi tiempo entre máquinas, carretillas de almacén, operarios y supervisores de líneas de producción, no recuerdo escuchar este tipo de historias raras. Quien está acostumbrado a trabajar con lo concreto, lo tangible, no se esfuerza en parecer más interesante y culto que muchos con traje y corbata. Porque realmente ya son más cultos. Esos te invitan a un bocata de jamón y no te llevan de afterwork.

Lo que pasa, creo, es que con todo esto de la globalización se nos ha ido un poco la pelota. Parece que lo que viene de fuera es mejor. Igual que cuando eres pequeño y discutes con tu madre y no te da la razón, pero viene el vecino, dice lo mismo y entonces va a misa. Y como lo que viene de afuera es mejor, y es muy cansado adoptar metodologías de trabajo en condiciones, en su lugar, se adoptan palabras sueltas. Problema resuelto. Y un así, seguimos teniendo en España una productividad ridícula, porque nos dedicamos a juntarnos para divagar en vez de trabajar. Eso sí, demostrando nuestras skills. Tristemente, se reduce a algo tan simple y mundano como querer aparentar más. De tirar por la vía rápida y fácil hacia el prestigio.

Vale, ya me he quedado satisfecho. Y eso que me he olvidado de infinidad de palabras interesantísimas. Solo espero que en algún momento empiece a imperar algo más el sentido común. Ya puestos, que empecemos a saber distinguir lo que vale de lo que parece que vale. Y a poder ser, que cuando haya que habla en inglés, se hable todo el rato en inglés. Pero sobre todo, que cuando haya que hablar en español, se haga todo el rato en español.

See you next time!

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